El año de la muerte de Ricardo Reis (José Saramago)
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Viven en nosotros innúmeros, si pienso o siento, ignoro quien es el que piensa o siente, soy sólo el lugar donde se piensa y siente, y, no acabando aquí, es como si acabase, dado que, más allá del pensar y sentir, no hay nada.
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…de esta noche no vendrá nada más que se aproveche, lluvia, vendaval en tierra y en el mar, soledad.
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Son complicadas las cosas de la fisiología, dejémoslas para quien las conozca, mucho más aún si es preciso recorrer las veredas del sentimiento que exiten dentro de los sacos lacrimales, averiguar, por ejemplo, qué diferencias químicas habrá entre una lágrima de tristeza y una lágrima de alegría, seguro que aquella es más salada, por eso nos arden los ojos tanto.
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A los dioses pido sólo que me concedan el no perdirles nada.
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No nos fatiguemos jurando nuevas y mejores intenciones para el año que viene, por ellas no nos juzgarán los dioses, por la obras tampoco, sólo jueces humanos se atreven a juzgar, los dioses nunca, porque se suponen que lo saben todo, a no ser que ese todo sea falso, que precisamente la verdad última de los dioses sea que no saben nada, a no ser que su ocupación única sea olvidar en cada momento lo que en cada momento les van enseñando los actos de los hombres, tanto los buenos como los malos, iguales en definitiva para los dioses, porque inútiles son para ellos.
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Todos tuvimos padre y madre, pero somos hijos del azar y de la necesidad.
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Así son los laberintos, tienen calles, travesías y callejones sin salida, y hay quien dice que la manera más segura de salir de ellos es ir andando y girando siempre hacia el mismo lado, pero eso, como tenemos la obligación de saber, es contrario a la naturaleza humana.
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…cada uno de nosotros tiene dos lugares, aquel en que nació, y el lugar donde vive.
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Sólo una vaga tristeza inconsecuente se detiene un momento a la puerta de mi alma y después de mirarme un poco pasa, sonriendo de nada.
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…lueve en la calle y en el mundo como si el cielo fuera un mar suspenso que se vaciara sin fin por goteras innumerables.
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Quien diga que la naturaleza se muestra indiferente a los dolores y preocupaciones de los hombres es que no sabe ni de hombres ni de naturaleza. Un disgusto, por pasajero que sea, una jaqueca incluso de las más soportables, tranforman inmediatamente el curso de los astros, perturban la regularidad de las mareas, retrasan el nacimiento de la luna y, sobre todo, desajustan las corrientes del aire, el sube y baja de las nubes, el sube y baja de las nubes (…), los vientos se levantan, se abre el cielo en cataratas, es la naturaleza toda compadeciéndose…
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…la cobardía no se declara sólo en el campo de batalla o ante una navaja abierta apuntando a las trémulas vísceras, hay gente que tiene un valor gelatinoso, no tiene culpa de eso, ha nacido así.
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…por qué será que las palabras se sirven tantas veces de nosotros, las vemos acercarse, amenazar, y no somos capaces de alejarlas, de acallarlas, y acabamos así diciendo lo que no queríamos, es como el abismo irresistible, vamos a caer y seguimos avanzando.
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Vivo aquí, es aquí donde vivo, ésta es mi casa, ésta, no tengo otra, entonces lo envolvió un miedo súbito, el miedo de quien, en un sotano profundo, empuja una puerta que se abre hacia la oscuridad de otro sotano aún más profundo, o hacia la ausencia, el vacío, la nada, el tránsito a un no ser.
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…la soledad no es vivir solo, la soledad es no ser capaz de hacer compañía a alguien o a algo que está en nosotros, la soledad no es un árbol en medio de una llanura donde sólo está él, es la distancia entre la savia profunda y la corteza, entre la hoja y la raiz.
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…una palabra miente, con la misma palabra se dice la verdad, no somos lo que decimos, somos el crédito que nos dan.
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Cuando uno llega a muerto ve la vida de otra manera y, con esta decisiva e incontrovertible frase, me despido, incontrovertible digo porque, estando usted vivo, nada puede oponer.
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…olvida usted la importancia de las contradicciones, una vez llegué al punto de admitir que la esclavitud era una ley natural de la vida en las sociedades sanas, y hoy no soy capaz de pensar sobre lo que piendo de lo que entonces pensaba y me llevó a escribirlo.