martes, 26 de febrero de 2008

Juntos, nada más (Anna Gavalda)

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Estaba pensando en esa estúpida teoría según la cual mientras uno se está hundiendo, no puede hacer nada, hay que esperar a tocar fondo para darse ese pequeño impulso tan sano con el talón, el único que permite volver a la superficie…

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¿De qué sirven las emociones si no se pueden compartir?

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Lo que impide que la gente conviva no es la diferencia, sino la estupidez…

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…tiene que ver con los intelectuales, justamente… Es muy fácil descojonarse de ellos… Sí, es fácil que te cagas… Muchas veces no son muy cachas y además no les gusta meterse con nadie… No les emocionan las demostraciones de fuerza, ni las medallas, ni los cochazos, así que sí, es muy fácil… Basta con arrebatarles el libro de las manos, la guitarra, la pluma o la cámara de fotos, y ya no dan pie con bola, los muy gilipollas… De hecho, es la primera cosa que suelen hacer los dictadores: romper gafas, quemar libros o prohibir conciertos, no les sale caro y les puede evitar más de un problema más adelante… Pero déjame que te diga que si ser intelectual significa que a uno le guste aprender, ser curioso, atento, admirar, emocionarse, tratar de comprender cómo funcionan las cosas e intentar irse a la cama un poco menos tonto que la víspera, entonces sí, reivindico mi condición totalmente: no solo soy una intelectual, sino que además estoy orgullosa de serlo…

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Un día uno quisiera morirse, y al día siguiente, se da cuenta que bastaba con bajar un par de escalones para encontrar el interruptor y ver las cosas un poco más claras…

miércoles, 20 de febrero de 2008

La ladrona de libros (Markus Zusak)

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…esa noche la luna estaba zurcida al cielo, con puntadas de nubes alrededor.

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Hablaba de un hombre rico cansado de ver pasar la vida ante sus ojos, que para él era como encogerse de hombros ante los problemas y los placeres de la vida.

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En la cama, despierta, lo imaginaba en el sótano. En sus imágenes nocturnas, siempre dormía completamente vestido, zapatos incluidos, por si acaso tenía que volver a salir huyendo. Dormía con un ojo abierto.